Los
rayos ultravioleta (UV) son la parte "dañina" de la
radiación solar. La potencia de estos rayos es mayor en días
despejados y soleados, pero también pueden atravesar las nubes y
la bruma. El riesgo que entraña una sobreexposición al sol se
extiende, entonces. Más aún, los rayos UV se reflejan en el
agua, el cemento, la arena y la nieve. Como resultado, pueden
ocasionar daños en la piel incluso en invierno, siempre que haya
superficies cubiertas de nieve.
Puede decirse que las horas comprendidas entre las 10 de la
mañana y las 16 (cuatro de la tarde) son las más peligrosas en
lo que respecta a la exposición al sol.